Referenciado todo a los niños; esos seres no humanos en el sentido de su total inocencia e ingenuidad respecto a la catástrofe a la que los adultos hemos llevado a la civilización, encontramos que dentro de la escala gradual, ellos, los niños, parecen ilusoriamente estar en la parte absoluta de la BONDAD, y en absoluta contraposición de la MALDAD. Cabe entonces, aclarar que en el caso de los niños, como los animales, plantas y cosas, hablar de bondad o maldad es un sin sentido, un imposible, no cabe tal cosa. Aquí se aplica el término amoral, en lugar de moral o inmoral. Al no existir una conciencia sobre ética o moral, lo bueno y lo malo, como en los niños y demás seres sin conciencia plena del bien y del mal, no hay lugar para ello. Sin embargo, en efecto práctico, así lo parece.
En sentido estricto, concentraré mi disertación en VIRTUD y VICIO, en lugar de bondad y maldad. En LITTLE CHILDREN se nos presentan a varios personajes, todos exhibiendo diferentes tipos de defecto cualitativo; ya sea un trauma psicológico, un trastorno de personalidad, una conducta compulsiva u obsesiva, incluso, un simple exceso… de algo bueno. Tales defectos, son los vicios que no permiten a los personajes permanecer en la –supuesta- VIRTUD que mantendría las vidas sanas y felices. (Solo de paso, hay que notar también que tales defectos o vicios, son también conocidos como PECADOS en la religión.)
Ahora resaltaré los diversos tipos de vicio, o defecto en la personalidad de los personajes, que según yo, en el fondo deben ser solo diferentes magnitudes, tonos o grados de ausencia de alguna VIRTUD. Por ejemplo, está quien; tiene el vicio del gusto por la pornografía; Quien tiene el gusto obsesivo por el trabajo perfeccionista; Quien tiene el gusto por la pederastia; Quien tiene el gusto por sanar la propia herida hiriendo a quien representa su propio mal (venganza); Quien sufre accidentalmente un trauma psicológico que se manifiesta con violencia; Y también está quien tiene la debilidad por la tentación a la infidelidad. Es decir, están el pederasta, los infieles, el alcohólico, el acosador, el workaholic, y el violento traumado. Entonces, ¿Cuáles son las supuestas virtudes representadas y cuáles son sus grados o tonalidades?
¿No es el gusto por la pornografía una especie de desorden mental de un gusto natural por el sexo? ¿No es el gusto por el trabajo perfeccionista un desorden mental de una buena preferencia por las cosas bien hechas? ¿No es la infidelidad en algunas ocasiones, una circunstancia producida por el amor sincero, la atracción física y las circunstancias sociales entre dos personas, que por una u otra razón, tienen un hueco en su vida? ¿No es la pederastia un desorden mental provocado en el 90% de los casos por haber sido una victima de un victimario similar en una larga cadena de victimizaciones de trauma y venganza?
Nada exime a tales personas del daño y la culpa por ejercer sus vicios en el marco de una sociedad que tiene límites tanto normativas (leyes) como éticas y morales. Es decir, son todos, vicios que merecerán una sanción equiparable a su magnitud. Tanto legal, como socialmente, como puede ser la cárcel, o el desprestigio, señalamiento y rechazo social (que puede ser peor). Nadie irá a la cárcel por consumir pornografía vía internet, ni siquiera si su esposa le sorprende. Pero el rechazo de su esposa, podría ser la sanción.
Muy en el fondo, según los expertos (ejs. Robert Hare, Without Conscience, Guilford Press, 1999 y Psycophathy, Theory of Research, Willey, 1970; Jonathan Pincus, Base Instincts: What makes Killers Kill? Last Gap, 2002) el grado de VIRTUD ausentes o presente en todas estas situaciones que llevan a las personas a cometer su vicio, o no cometerlo, son la EMPATÍA y el ALTRUISMO.
Primero la capacidad de imaginar el sentimiento del otro, y luego, de sobreponerlo al sentimiento propio. Esto, según dicen los mismos expertos, tiene un origen en parte biológico, y en parte socio-ambiental. Es decir, tanto se trae en los genes como se aprende en la sociedad.
En la película se exponen haciéndonos dudar de la verdadera “maldad” de los personajes, haciéndonos compadecerlos a todos, inclusive a los más patéticos de ellos. Todos son victimas de alguna perversión, que de una u otra forma, involucran a los seres más inocentes, los niños.
Específicamente, en cuanto a la historia central, la del AFFAIRE, o amorío extramarital entre una esposa y un esposo insatisfechos emocionalmente en sus respectivos matrimonios por circunstancias de rol social, trata un vicio de tono grave pero delicioso y menor en comparación con los demás, culpable pero quizás necesario, señalado pero muchas veces inevitable.
La experiencia extra-marital siempre es atenuada moralmente mientras exista amor de por medio. Casi nada emanado de tal curiosa circunstancia, puede ser realmente malo para considerarse un pecaminoso vicio del demonio. Sin embargo, sí lo es en cuanto que viola el pacto, la promesa, el cometido, el conjuro matrimonial. Bajo advertencia no hay engaño.
Lo sucedido en LITTLE CHILDREN, mismo que ha de suceder con frecuencia inédita, me recuerda un libro que leí hace mucho que se llama EL OTRO, LA OTRA (un interesante vistazo a la infidelidad desde el punto de vista de un psicólogo, cuyo autor les debo porque curiosamente, no encuentro el libro y no recuerdo su nombre). Aquí se mencionan las diferentes consecuencias que tras el affaire se pueden manifestar.
Puede ser que tras un affaire, el matrimonio acabe por disolverse. Y otras veces, inclusive lo reafirma como si hubiera sido una medicina matrimonial. Cuando se disuelve, puede ser traumático o no. Y también puede ser que se forme un nuevo matrimonio entre los participantes, pero en la mayoría de los casos, no resulta así. En la mayoría de los casos, obedece a una necesaria auto afirmación de la capacidad de conquista, y de la natural rebeldía a no sentirse completamente gobernado por la pareja. Creo que rara vez tienen final feliz y ha de ser poco creíble la versión de una “AVENTURA PERFECTA”. Es decir, aquella con todos los ingredientes de pasión, locura emocional, éxtasis sexual... y cero daño.
Alguna vez leí, o escuche por ahí, de un par de amantes (que no estaban casados entre si) que se reunían una vez al año en algún romántico lugar, para vivir la supuesta, aventura perfecta… ¿Será cierto?...
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