viernes, 30 de octubre de 2009

Ciclos en Las Relaciones Inter-personales y el Amor de Pareja


Hay gente que parece vivir más aprisa que otra. Decimos que están más revolucionados (ciclos o vueltas por segundo) Es evidente que los temperamentos hacen que las personas tengan una diferente sensación del tiempo, y aunque un día son 24 horas, una parte iluminada y la otra oscura, para todos, tiene diferentes repercusiones según sea cada individuo. Algunos gustan, por ejemplo, de cambiar de pareja más frecuentemente. Esto que he llamado “temperamento” (personalidad, afectos psíquicos, humor, motivación e interacción ambiental) debe tener su más honda causa, en los ciclos circadianos y metabólicos. Es decir, de la manera en que nuestros cuerpos se han acoplado a los ciclos naturales, día/noche, Verano/invierno y también, como nuestros propios procesos químicos de liberación y consumo de energía (catabolismo-anabolismo: Metabolismo) estructuran su ritmo. Todo esto deviene en CICLOS (o revoluciones, o frecuencias), que todos experimentamos. Posteriormente, del nivel biológico y fisiológico se transmiten al social y sicológico. Esto es muy evidente en la mujer y sus ciclos menstruales, pero todos tenemos estos ciclos en los que nos sentimos más o menos propensos o afectos a determinadas situaciones, como el amor, el sexo, el trabajo, el descanso, etc. ...(leer más)

Tengo que recordar que no a todos nos son exactamente iguales estos ciclos. Hay quienes parecen tener ciclos más cortos y otros tener ciclos muy largos. Me suelen parecer como impacientes y pacientes, o veloces y lentos, o precipitados y cautelosos.
Sobra decir, que muchas de nuestras necesarias interrelaciones sociales, no siempre se hacen cuando todos estamos en la misma etapa de nuestros ciclos. Algunas veces, unos se encuentran en la cresta, el valle, o listos para emprender un asunto, mientras que otros no. Y si existe la imperiosa necesidad de hacerlo juntos, seguramente no se realizará bajo la mejor de las sinergias. En cambio, cuando los ciclos coinciden, es probable que las cosas fluyan mucho mejor. Es cuando decimos que estamos en la misma frecuencia o no, como si nuestros ánimos fueran como señales de radio, o algo parecido, que al coincidir se establece una adecuada conexión y comunicación.
Como he visto antes, los científicos han encontrado que la relación amorosa entre los seres humanos, padece de una condición parecida, donde en algún punto comienza un ciclo, y al cabo de un periodo se termina, para ser reiniciado poco después bajo las mismas condiciones de frecuencia, y generalmente, con otra persona.
Esto me hace pensar que si podemos hacer que las frecuencias coincidan, las probabilidades de un mejor entendimiento serán mayores. O sea que; cuando por coincidencia, el tránsito por los ciclos de vida (biológico y social), de dos personas pasa por el mismo punto, la empatía, y hasta el enamoramiento, son muy probables. A esto le llamo HACER CLICK.

Luego, si la frecuencia del ciclo, es decir, los tamaños del circulo son iguales (o de longitud de onda iguales), la relación tendrá muchas posibilidades de prosperar en el tiempo, ya que sus necesidades, humores y ánimos irán evolucionando más o menos igual, haciendo que un circulo se empate (de empatía) en el otro.
Sin embargo, que dos personas tengan ciclos (círculos o longitudes de onda) idénticos me parece altamente improbable y de allí que la “media naranja, el hombre, o la mujer de la vida, el príncipe azul” y demás metáforas, sean demasiado raras para existir.
Dentro de la compleja red de círculos y frecuencias que formamos en la sociedad, hacer CLICK con alguien resulta todo un acontecimiento. Pero, podemos encontrarnos haciendo CLICK con alguien que viene girando cinco veces más rápido, o más lento que nosotros, y la próxima coincidencia ocurra dentro de mucho tiempo, o bien, ya no ocurra jamás (se requeriría ser una fracción exacta, la mitad, 1/4, etc). Esto es muy parecido a lo que sucede en el sistema Solar, con los planetas, planetoides, asteroides y cometas en sus ritmos orbitales alrededor del sol.



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martes, 13 de octubre de 2009

Una CAPILLA Católica



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...(de un arquitecto no creyente...)



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miércoles, 7 de octubre de 2009

DUDA; sospecha y evidencia



He aquí unas diferencias entre quien permite a su razón, mediar entre sus emociones y el mundo que le rodea, y quien con un filtro muy abierto, se conduce mayormente en base a sus sentimientos; llamense; intuiciones, deseos, afectos o/y sentimientos.

No hay nada malo en ello. Mejor dicho, resulta inevitable dejar las emociones fuera de nuestro devenir humano, pero hacerlo sin cerrar lo suficiente el poro de nuestro Filtro-Razón, puede ser igualmente peligroso y nefasto, como el pretender eliminar toda emoción.

El hecho de Dudar es ciertamente, una de las más valiosas herramientas de la lógica que permiten la construcción de la razón. Junto con la evidencia han de conformar, entre muchas otras cosas, la posibilidad de establecer "justicia" en la medida de nuestras posibilidades, de por si limitadas.

A uno de mis mejores y más entrañables amigos, le es prácticamente imposible dejar sus deseos, anhelos, intuiciones y demás emociones, fuera de su accionar cotidiano. Por fortuna es artista, y no médico. ...(mas)

Hay por ahí un loco agitador quien, con loables fines quizás, sufre de un delirio de conspiración, en donde todo lo que no es de su agrado (intuición o sentimiento), ha de ser entonces, un plan en su contra.

Yo creo y confió enormemente en la intuición y la capacidad humana para resolver problemas basándonos en nuestras emociones. Sin embargo, también creo que hay a quienes les gana por mucho "la emoción" y les nubla la vista haciendoles caer en PREJUICIOS. Tal es el caso de la presunta inocencia de un "sospechoso" hasta que se demuestre lo contrario. Quizás, si hay temor de caer en la extrema inocencia, se debe mantener al sospechoso en esa categoria intermedia entre inocente y culpable, para no adelantar ninguna de las dos hasta que se demuestre la evidencia de alguna de las dos.

Un buen ejemplo se muestra en la película de -La Duda -. Hay la percepción de quienes la culpabilidad del cura es evidente, cuando los mismos realizadores de la película manifiestan su intención de mantener esta sospecha como duda, evitando toda posible evidencia de una sobre la otra. Cito al director Patrick Shanley que dice textualmente:

"That's the great thing about this film. Some would say the movie is about a priest wrongly accused of molesting boys and forced to leave his parish by a nun out of control.


Or, It's a about a discerning nun fiercely fighting to protect the children of her parish by driving out the pedophile priest.


To me, there is so much evidence in this movie to support either perspective. What I found most interesting was analyzing why I chose one scenario over another and pinpointing my life experiences that led to my interpretation….


The final act is the one where the audience discusses it with others afterwards and realizes that they watched completely different plays/movie."


Me parece que quien ve la culpa irrefutable del sospechoso, lo hace por - querer verlo culpable-, del mismo modo como quien ve visitas extraterrestres en objetos sospechosos, es porque -tiene un especial afecto por verlos-.
En contraste, quien no ve la culpa tan obvia, ni a extraterrestres, es porque –desea ver evidencias más tangibles de ello.-


Quien ve a Dios en situaciones casuísticas, o de muy baja probabilidad, como por ejemplo donde en un avionazo se salva (milagrosamente) solo una niña, es porque -desea con todo sus sentimientos, sentir la presencia de su Dios-. Quien no lo siente así, es por –querer evidencia de ello.-

En el caso de la película La Duda, yo he encontrado el mensaje principal centrado en el vicio humano de adoptar creencias por afecto a, en lugar de aguardar a encontrar la evidencia. (Aquí una crítica que de C. Bonfil, quien centra su atención en la lucha de poder entre eclesiásticos, donde se recurre a un linchamiento sicológico).

Lo curioso es dilucidar el por qué alguien se encontraría con afecto a creer más en la maldad humana, la pederastia en este caso, en contra de otorgar el beneficio de la duda. Sentirse afecto a encontrar la culpa puede ser una antipatía por el sospechoso, o una decepción por la naturaleza humana, o un sentimiento de superioridad por no mostrarse “inocente” ante las circunstancias. Pero también puede ser un temor a no caer en el extremo opuesto, en donde efectivamente, en busca de una evidencia (a veces imposible), se caiga en posturas, inocentemente, “negligentes”.

Algo parecido sucede con la paranoia conspiracional (ya había reflexionado al respecto en relación a la influenza). Hay quien en todo ve "mano negra", es decir; siempre ve a una entidad que mal intencionada y encubierta, intenta ejercer un control de la situación. Por ejemplo, hay quien ve a una entidad oscura, ejerciendo un control y manipulación sobre la gente al comprar y usar una prenda con el texto y logo de una marca comercial.

Además, no estando conforme con la ansiedad que le podría producir su propia paranoia, debe contagiarla a los que inocentemente, no lo habían visto así, y se dejaban "manipular" felizmente, por estas fuerzas que "supuestamente" conspiran contra el ciudadano común.

Esta paranoia en las marcas deja ver emociones como podría ser la del complejo de inferioridad que obliga a desconfiar sistemáticamente de otros más conocidos y exitosos. O también, una excesiva necesidad por diferenciarse de los demás, mediante un sistemático rechazo al esquema más obvio, neutro o inocuo. Todo esto en detrimento de despojarse de prejuicios para aprovechar estrategias publicitarias en competencia de mercado, que le ofrecen modelos, calidades y precios variados.

Otro ejemplo parecido es relativo a la literatura de Gabriel García Márquez. Hay quien ve en su novela “Memorias de mis Putas Tristes” una apología de la pederastia. Lo cual resulta de un prejuicio por una fuerte emoción que les ha impedido ver que el amor es el tema central y no la patología pedófila. Y que la obra literaria como tal, es un reflejo de nuestra, triste, realidad.
Yo comprendo y comparto, que tales abominaciones como la pederastia y la pedofília, nos conmuevan en lo más hondo de nuestras emociones. Y sabemos que, desgraciadamente, en incontables ocasiones, desconfiando se acierta en la verdad. No obstante, la sospecha no es evidencia, y la emoción no la puede crear de la nada.

A uno de mis mejores y más entrañables amigos, le es prácticamente imposible dejar sus deseos, anhelos, intuiciones y demás emociones, fuera de su sistema de creencias. Por fortuna es artista, y no médico.
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