domingo, 17 de mayo de 2009

La vida...¿Como realidad o como fantasía?


No hay nada mas cálido y confortable que el sentimiento de un amoroso dios, un más allá de nuestra muerte donde nos miran y esperan seres queridos, un premio póstumo fundado en el amor, una trascendencia de nuestra vida, un padre que nos escucha por las noches, nos mira en todo momento, nos quiere sin condición y en forma superlativa, sin importar quien eres, y tan solo porque eres tu.
¿Qué cosa podría ser mejor? Nada, no hay, no existe. Yo, como cualquiera desearía eso para mí, y los míos...[…]
...leer más
…Lo es, como lo es también toda y cada una de las fantasías que vivimos todos cuando niños, religiosa o no. Cualquier mito, cuento de hadas, misterio, magia o ficción. En resumen, cualquier cosa sobrenatural. Estas son tan fuertemente atractivas, que además de la fe religiosa respectiva, se aferra aún en la vida adulta a través de creencias muy serias en teorías o rumores conspiratorios y esoterismos de cualquier índole. Incluyendo por supuesto a adultos ateos, laicos y agnósticos. Más raramente, científicos pero hay que concederle en cierta proporción. ¿Por qué es tan atractiva la fantasía, el mito y la ficción?
Ha de ser por muchas razones, entre ellas, es obvio que por el cálido, confortable y conveniente sentimiento de cobijo, premio póstumo y trascendencia. Otras veces, tan solo por placer imaginario, por diferenciación, por satisfacción creativa o inventiva, o simple rebelión, no lo sé. La fantasía es, casi por definición, un profundo deseo por experimentar como cierta una realidad imaginaria. Una simulación de realidad imaginaria en donde suelen involucrarse tanto los más profundos anhelos y deseos, como los más terribles temores y horrores; el placer de las aspiraciones heroicas y redentoras, como los angustiosos miedos y terribles facetas humanas.

Una diferencia muy grande es cuando una de estas fantasías se vive como cierta, a pesar de su invisible evidencia, como cuando somos niños y vivimos cientas de ellas, incluyendo las tradiciones navideñas y pascuas. Casi siempre, se condena a quien derrumba el mito que alegra los corazones infantiles.

Dentro del limitado rango en que conocemos la realidad, que se estira y contrae según puntos de vista que hacen de la realidad una cosa más concreta o más relativa, cabe la opción de vivir nuestras vidas más llenas o vacías de fantasía. Y también, más convencidos o menos convencidos de su real existencia. Es decir, uno puede amar la ciencia ficción, literatura fantástica y todo tipo de esoterismo, en la perfecta conciencia (o creencia) de su irrealidad (yo). O bien, abandonarse a la fe de todo mito viviendo en función de estos, en absoluta convicción de su realidad. Entre quizás, muchas variantes, se abren tres posibilidades:

Vivir la vida en función de la verdad evidente, por mínima que esta sea (ciencia, como Carl Sagan).
Vivir la vida en función de una verdad anhelada (creencias y fe religiosa como Sergeeo y Edward Bloom de “El Gran Pez”, entre muchos a los que se les llama -fantasiosos, o idealistas en el mejor caso-) .
Vivir la vida en función a un proyecto imaginario, en perfecta conciencia de su irrealidad (como Jason Godesky y desde hoy; yo también)

[...] más/more

¿Acaso Importa?

¿Cómo afecta la religión y sus creencias, la cotidianidad de mi vida? Seguro es que afectan de alguna u otra forma y de manera significativa…

Desde el punto de vista teísta, es una inquietud de relevancia fundamental para lograr la trascendencia y salvación. Desde el punto de vista científico y filosófico, los cuestionamientos sobre la verdad, la realidad y sobre Quienes somos, De donde venimos y Hacia donde vamos, son también de importancia básica. Luego entonces, aunque no a todos nos interesa por igual, a todos nos incumbe y afecta. ¿Cómo y con que relevancia?

¿Cómo incide la religión, o las religiones y demás creencias místicas, en mi vida?
¿Es esta, una incidencia positiva, negativa o innocua?
En su caso ¿Su importancia será realmente relevante como para preocuparse al respecto?
... Si nuestro punto de vista es el científico ¿Cómo debe ser nuestra convivencia con el hecho de que estas “creencias” existen en nuestra vida diaria? Es decir, en nuestra vida cotidiana y en el imaginario social en el que nos movemos. Es en donde habría que encontrar su respectiva relevancia, derivadas de sus positivas, negativas o innocuos efectos en nuestra cotidianidad. ¿Con que finalidad? Para saber si lo procedente sería convivir fructuosamente con ´las creencias’ en el desarrollo humano, aunque no se comulgue con ellas. O intentar combatirlas sensatamente si es que dañan u obstaculizan el desarrollo humano de alguna forma. (Humanización del hombre, en términos de Edgar Morín).

Para los cuatro jinetes del ateísmo no hay muchas dudas al respecto, su postura podría sintetizarse en que las creencias religiosas interfieren de alguna manera y magnitud con el encuentro entre el hombre y la aproximación a la verdad (no absoluta), mediante la merma sistemática de las capacidades racionales del hombre, y de sus conductas afectivas por el conocimiento en sí.

Mi experiencia; He transitado de haber sido católico por tradición familiar. Creyente con cierto fervor en la época en la que se me adoctrinó para el ritual de la primera comunión. Luego pasé también por ser católico ‘a la carta’, hasta llegar hoy a un escepticismo tal, que se me puede considerar un ateo. Como es usual, pienso que han sido los intereses y lecturas de tipo científico, lo que me ha llevado a esto. También, como gran parte de las profesiones, ambas de mis actividades, la arquitectura y su docencia, me han orientado por este camino. Es relevante, que la comunidad docente en la que me encuentro sumergido, tiene una inspiración religiosa, por lo que se podría suponer, que la incidencia de las creencias divinas me es bastante cercana, aunque debo decir que no me ha afectado en cuanto a mis derechos y obligaciones en ningún sentido.

Profesar una religión, creer en dios, dioses y otras entidades divinas han de ser tan respetables como tener la creencia de que no existiese ninguna de ellas. Y aunque esto pareciera ser profesar otra religión en sí, me parece muy distante. La ciencia no proclama fe en si, sino cuestionamientos, evidencias y pasión por aproximarse a la verdad, paulatina y gradualmente. Mientras tanto, nada es absoluto y permanece sometido a la duda y a la falsación.

No creer en divinidades, tampoco significa exactamente negarlo, pues aún se esta lejos de tener la certeza de uno o de lo otro. Sucede que ante la inconsistencia en las doctrinas, la gente, como también lo hice yo alguna vez, se moldea en interpretaciones a sus creencias en donde se mezclan e incorporan de forma distinta los principios de sus iglesias, e inclusive se hacen empatar de alguna forma con los principios científicos. Y así, se pretenden tener creencias coherentes, solidas, con o sin iglesia. Se incorpora al dios de las otras religiones y a sus profetas, se empatan los sucesos históricos, se funde la esencia oriental con la occidental, se extienden las alegorías y metáforas, se hace a toda la humanidad pueblo del mismo dios y de la misma creación, y finalmente se estira la interpretación para dar cabida a teorías científicas como la evolución de las especies, el big-bang, la inmensidad del universo y la posibilidad de vida extra-terrestre. Inclusive se cree que las iglesias no cambian arbitrariamente, sino que evolucionan intelectualmente haciendo su tarea de incorporar estas nuevas interpretaciones y a la ciencia en si. Supuestamente, la iglesia católica, ha evolucionado así a través de concilios y encíclicas, en donde se habla de la necesidad apremiante de formar una nueva convivencia entre ciencia y religión, ya que se proponen como iguales en valor y complementarias para el ser humano. Así, se da una especie de doble discurso entre el de la homilía dominical y el del clero mas ilustrado. Mientras que estos aceptan la evolución de las especies como una interpretación dada en las escrituras, en el sermón de misa se habla del pasaje creacionista sin advertirse que es metáfora.

Esta flexibilidad, muy propia de la también llamada Nueva Era (New Age), llega a la suposición de creer que el dios es posiblemente imperfecto como nosotros, dejando un poco atrás la omni-potencia y la omni-presencia, invirtiendo la idea de la imagen y semejanza para hacerse el símil de un hombre haciendo experimentos con la materia y la energía, que creó y monitorea desde algún lugar. Desde donde intervino en algunas ocasiones pero que luego nos dejó por mucho tiempo. O interviene pero en forma misteriosamente discreta para apenas notarse- O tal vez, nos olvidó, o desapareció.

Muchos llegan al panteísmo sin saberlo al llegar a pensar que ese dios no es un alguien sino un algo. Una energía, una inteligencia, una luz sin la conciencia propia que caracteriza a los seres con voluntad y libre albedrío, apartándose entonces por completo, de la supuesta imagen y semejanza. Ante este dios-algo ¿Cuál sería la diferencia de creer o no creer en él?... Finalmente si es un algo no importaría que lo confundiésemos con la naturaleza o el cosmos. Esto sería panteísmo, y del tipo ateo. Panteísmo (wikipedia)
...será una investigación larga, ¿Cómo inciden las creencias en nuestra vida cotidiana?